En 1976, mi madre cometió el error de decirle a un juez que estaba embarazada. En Indiana, en ese momento, no se podía divorciar estando embarazada. Y mi madre deseaba desesperadamente terminar su matrimonio con mi padre. Estaba tan desesperada que ella y mi padre idearon un plan para deshacerse de mí. Solicitaron una tarjeta de crédito para pagar el aborto. Esperaron y esperaron. Y quienes están familiarizados con este tipo de escenarios saben que hay plazos involucrados. La tarjeta de crédito llegó por correo un día DESPUÉS de la fecha límite legal para Indiana. Entonces mi madre engañó a su padre para que la llevara a un estado vecino donde las leyes eran un poco más relajadas. Desafortunadamente para ella, se dio cuenta y rápidamente hizo girar el auto. Así que mi madre hizo lo que cualquier mujer hace cuando quiere que se haga un trabajo, trató de hacerlo ella misma. Se arrojó por las escaleras, bebió pociones repugnantes, corrió por la pista en pleno verano, incluso probó un método que, según escuchó, seguramente funcionaría con una percha. Pero nada de eso funcionó. Cuando tenía 6 meses de embarazo de mí, su mejor amiga (y mi futura madrina) dijo: 'Karen, parece que este bebé está pegado a ti'. Fue entonces que mi madre se dio cuenta del peso de sus acciones. Y le oró a Dios: 'Señor, si haces que esta niña esté sana, ¡te alabaré cada vez que la mire!' Nací el 3 de septiembre de 1976. Saludable y feliz.

Criado con amor y viviendo con propósito.

  No supe de esta historia hasta mucho más tarde, cuando mi madre quiso enfatizar cuánto propósito está destinada a tener mi vida. Al escucharlo, la amé aún más. Debido a que no hubo un día de mi infancia en el que me sintiera no querido o amado. Hoy marca mi 37º año de destino. Estoy disfrutando el precioso tiempo que Dios me ha dado. Si Dios no te quisiera aquí, créeme, no lo estarías. Así que mientras estás aquí busca la Voluntad de Dios para tu vida. Hay una razón por la que insistió en que naciste.

"Te he amado con un amor eterno  y te he atraído con misericordia inagotable. Jeremías 31: 3

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